Pachi está de morritos con Bildu porque tenía la esperanza (él sabrá por qué) de que la Eta iba a autodisolverse antes de las elecciones generales. El lendacari se quería apuntar todos los puntos del partido el muy pillín. En su lugar se ha encontrado con el coriáceo Garitano que le está dando por el saco un día sí y el otro también. Se lo tiene merecido, por jugar a hacerse el lili.
La novedad política del verano han sido los saludos, los desplantes, los brindis y los apretones de manos. Le estamos dando la vuelta a las formas, lo que es un síntoma claro de la irrupción en escena de los bilduetarras, de su considerable avance en la toma del poder y de la implantación progresiva de su particular el estilo.
El estilo de Bildu te podrá gustar o no, como te puede gustar el estilo de los nazis, los estalinistas, los falangistas o los opusdeistas, pero haberlo hailo. Y no sólo tienen estilo sino que además su estilo es global. España está repleta de jóvenes bilduetarras y otro tanto puede decirse de otros países europeos. Que se lo pregunten a Cameron o al mismo Sarkozy.
Es un consuelo.
