jueves, 16 de septiembre de 2010

Poder absoluto


Cuenta Manckell en su novela El chino que Jiang Ping, la esposa de Mao Zedong, exigía siempre el más absoluto silencio en el lugar en que dormía. Albañiles y pintores viajaban con antelación para insonorizar su dormitorio mientras un equipo de soldados procedían a eliminar a todos los perros que ladraban en los alrededores.

He aquí el poder absoluto. ¿De qué sirve tener sólo mucho poder si luego un mísero perro no te deja dormir por la noche?

viernes, 10 de septiembre de 2010

Puristas



Un país de puristas. En la tertulia de Jiménez Losantos decían esta mañana enormidades sobre la huelga general. Cosa prerrevolucionaria la llamaban. Yo no sé en qué país viven estos. Desde luego, no en Francia, donde este mes van a tener dos huelgas generales y no se habla de Revolución.

La izquierda abertzale


Los sesudos analistas y politólogos están empezando a descubrir a la izquierda abertzale. Ya la imaginan legalizada, con la ETA más o menos activa, y alcanzando un 20% de votos en las elecciones. ¿Qué va a pasar entonces?, se preguntan con angustia.

Si se llegara a esa situación -para la que primero habría que solucionar el problema de los convictos terroristas (y, en consecuencia, también el de las víctimas, y el de los crímenes pendientes de investigación y juicio)- la respuesta es relativamente sencilla. Basta mirar hacia el pasado reciente y ver el comportamiento que han tenido los diferentes actores.

Mientras el marco institucional se mantenga como hasta ahora, puede decirse que los nacionalistas se prestarán el apoyo debido, tal y como ha ocurrido durante las dos últimas legislaturas de Ibarretxe. Si el PNV necesita el apoyo de Batasuna para recuperar el poder tiene muchas posibilidades de conseguirlo.

Claro que el objetivo de ese gobierno no será otro que el de cambiar el marco político, es decir, avanzar por la senda de la autodeterminación. Desde luego y a la manera catalana, no puede descartarse el modelo Montilla y que, en consecuencia, Batasuna preste sus votos al mismísimo PSOE.

Una vez que el horizonte de la autodeterminación está despejado es probable que las relaciones entre PNV y Batasuna se vuelvan menos fraternales, pero ese es otro cantar.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El burka


Francisco de Goya, El motín de Esquilache

Esta mañana he visto un burka por primera vez. No era de rejilla, como los que se ven en las fotografías procedentes de Afganistán. Ni siquiera era negro sino café con leche. A la mujer, o lo que fuere, sólo se le veían los ojos. El resto, hasta los pies, permanecía tapado. Le acompañaban dos niños. En estas latitudes nórdicas no se ven estas prendas por la calle. Al menos de momento.

Yo soy un decidido partidario de la libertad en la forma de vestir. No me molestan los pañuelos, ni las tocas, ni las sotanas, ni los uniformes, ni nada parecido. Uno saca sus conclusiones frente a lo que tiene a la vista y allá cada cual. Ahora bien, con los embozados y las embozadas no transijo, salvo en los días de Carnaval en que, por lo general, procuro quedarme en casa o salir al campo.

Hace 250 años, nada menos, tuvimos en España el afamado Motín de Esquilache. Durante el reinado de Carlos III, en plena Ilustración, el marqués de Esquilache pretendió suprimir las capas largas y los embozados. El resultado fue una sublevación en toda regla aunque la historiografía dice que el conflicto fue más debido al hambre y la carestía que a la forma de vestir.

Una sociedad democrática no puede tolerar que la gente vaya por la calle con el rostro cubierto. Ni por razones religiosas, ni políticas, ni estéticas ni de usos y costumbres. El que quiera encerrar a otro detrás de uno de estos vestidos debería hacer la maleta y buscar algún lugar en el que la libertad y la seguridad valgan una mierda.

Aquí Ilustración ha habido poca, pero sí la suficiente para evitar ahora que retrocedamos dos siglos y medio.