miércoles, 2 de marzo de 2011

País Vasco: el régimen que viene


Durante este tiempo, lo único que ha cambiado en López ha sido el modelo de sus gafas

La próxima legalización de la rama política de ETA va a suponer una consolidación y un paso adelante del régimen nacionalista que ha regido a su antojo la política del País Vasco durante los últimos treinta años, hasta la efímera llegada al poder del actual lendacari, el socialista Pachi López.
López, que se muestra tan amable y conciliador con los filoterroristas, tiene los días contados, aún suponiendo que el PP le siga prestando su apoyo, lo que es mucho suponer. La debacle electoral de su jefe, el primer ministro español Zapatero, se lo va a llevar por delante y para ello no parece probable que haya que esperar al final de la legislatura, sino que bastarán las elecciones municipales del mes de mayo próximo.
La actual tregua decretada por la organización terrorista vasca está relacionada con la pérdida del poder sufrida por el régimen nacionalista que ella ayudó a crear y consolidar, bien mediante su ausencia de la sede parlamentaria (en beneficio del PNV), bien durante su apoyo explícito al lendacari de este partido. Este apoyo, por descontado, no ha sido gratuito, sino que se ha visto recompensado por un acceso ilimitado de los filoterroristas, durante tres décadas, tanto al sistema educativo vasco, como al cultural, como al de los medios de comunicación de titularidad pública (la ETB y todo su entramado de emisoras de radio y de televisión) y, naturalmente, a los numerosos feudos municipales donde ETA/Batasuna se ha encastillado (y financiado), en una táctica de ocupación paulatina de territorios.
El trabajo que el nacionalismo terrorista, de la mano y en compañía del PNV, ha llevado a cabo en los sectores citados, ha producido, como era de esperar, una excelente cosecha de nuevas generaciones de vascos perfectamente moldeados ideológicamente para aceptar y colaborar con el régimen político que, más pronto que tarde, veremos campar a sus anchas en las tierras vascas.
Lo cierto es que apenas pueden ocultar su ansiedad por recuperar el poder que esa nulidad política llamada Pachi López ocupa interinamente y de forma totalmente anodina para los intereses de los vascos que no tragan con el nacionalismo y su régimen. Por su parte, los medios privados de comunicación vascos, representados principalmente por el grupo Vocento y sus cabeceras de Bilbao y San Sebastián, llevan ya una larga temporada aportando su poder mediático para congraciarse con el futuro régimen y prestando un impagable servicio propagandístico tanto a Batasuna como a los grupúsculos que orbitan en torno a ella.
Durante este proceso de transición y desalojo de los socialistas del poder la organización terrorista se ha reservado el papel de tutelaje por si fuera necesario seguir dosificando el terror con la “sabiduría” a la que nos tiene acostumbrados. Sólo en el momento en que consideren que este proceso está lo suficientemente consolidado se plantearán su autodisolución.

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