viernes, 10 de diciembre de 2010

Tolerancia con las dictaduras


Hace dos años consintieron que el Régimen comunista chino organizase los Juegos Olímpicos, como anteriormente permitieron que el Régimen nazi disfrutase de los suyos. Ahora se muestran airados porque la dictadura asiática no traga con que uno de sus disidentes vaya a recibir hoy el premio Nobel de la Paz. Hasta WikiLeaks, esos “malvados y traidores”, les han echado un cable donde nos cuentan los muchos esfuerzos que hace la diplomacia estadounidense para que los derechos humanos se respeten en China. 


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Además de la censura total impuesta en la prensa china, el Gobierno ha reforzado los controles sobre los medios de comunicación extranjeros para impedir que los ciudadanos sigan la ceremonia. Las páginas web de las cadenas de televisión británica BBC, estadounidense CNN y noruega NRK están inaccesibles en Pekín.


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China ha creado su propia versión del Nobel: el Premio Confucio de la Paz. El galardón ha sido concedido por un grupo de profesores universitarios, supuestamente ajenos al Gobierno, al ex vicepresidente de Taiwán Lien Chan. El galardón ha sido entregado hoy en Pekín en un acto al que Lien no ha acudido, ya que, según dijeron el miércoles sus portavoces cuando se hizo público el premio, no sabían nada de su existencia. Ha sido recogido por una niña, de la cual no ha trascendido su relación con el político taiwanés.
Un muro de silencio en torno a Liu Xiaobo

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